miércoles, 23 de octubre de 2013

Universidad Pontificia de Salamanca.



La Escalera de Honor o Escalera Noble, obra del Maestro García de Quiñones



Hace unos días tuvimos el placer de caminar por Salamanca en compañía de otros voluntarios de la ONG en la que ofrecemos nuestro tiempo libre. Éramos un grupo cercano a los cincuenta y estuvimos confraternizando y descubriendo cosas nuevas.  Un bello recorrido por la Universidad Pontificia, su AULA MAGNA, en la que hemos disfrutado de toda la información de una guía oficial.
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Aula Mangna, que fue inaugurada el 12 de febrero de 1746

 
 


Obra de Andrés García de Quiñones, es aquí donde los estucos y yeserías alcanzan mayor originalidad y riqueza. Se trata de una crujía estrecha y alargada. Sus cuatro tramos se cubren con bóveda de cañón rebajado.

Una alegoría de la Sesión V del Concilio de Trento, en el momento en el que el Padre Laínez dirige un discurso a los padres conciliares, preside el Aula Magna. Está firmado por Juan Ruiz Soriano Tobar en 1746.

Detalle en un arco del techo.

Escudo pontificio en todos y cada uno de los bancos.
El zócalo está ocupado por una sillería con dos pisos de asientos destinados a los profesores y a los doctores de otros centros universitarios de la ciudad invitados a asistir a las conclusiones solemnes de Teología. Dicha sillería de madera, de dibujo muy simple, resulta casi austera en comparación con la lujuriante ornamentación de la bóveda. La madera, en cambio, proporcionaba cierto calor para las horas de discusión.

El Aula Magna es un magnífico marco, donde se celebran los actos institucionales más destacados, como la inauguración del curso o las ceremonias de investidura como doctor honoris causa.

Puerta en el Claustro, por la que se accede a la escalera Noble

Parte superior del clasutro, por cuyas ventanas puede asomarse y disfrutar del patio barroco.




 su PATIO BARROCO,


 su ESCALERA NOBLE,


Los turistas disfrutando de esta bella escalera.

El techo de la escalera se decora con estucos y los escudos de armas reales y de Margarita de Austria. Es evidente que exalta a los protectores del Colegio, la Virgen y los monarcas.



su IGLESIA DE LA CLERECÍA O DEL ESPÍRITU SANTO, cuya fachada principal tiene tres cuerpos.



 
El primer cuerpo presenta grandes semicolumnas corintias custodiando las tres puertas de entrada. El segundo cuerpo muestra dos óvalos con decoración barroca en las calles laterales y un gran ventanal en la central.  El tercer cuerpo es obra de Andrés Gracía de Quiñones con un relieve de la Venida del Espíritu Santo, y esculturas de la Virgen y los reyes fundadores.
 

 El interior de la iglesia es de una sola nave con capillas entre contrafuertes.
El retablo de la capilla mayor es obra de Juan Fernández en 1673 con esculturas de Juan Rodríguez.

Presenta tres calles, separadas por cuatro columnas salomónicas de orden gigante adornadas con racimos de uvas, y tres cuerpos. En los dos primeros aparecen los Padres de la Iglesia en las calles laterales. En la calle central un gran expositor inspirado en la cúpula de la iglesia y un relieve con el pasaje de Pentecostés. En el último cuerpo se sitúa un relieve de San Ignacio redactando los Ejercicios Espirituales inspirado por la Virgen en presencia de la Trinidad, flanqueado por los escudos de los reyes Felipe III y Margarita de Austria, y los cuatro evangelistas.

 La gran cúpula que ilumina el interior es también obra del arquitecto jesuita Mato, teniendo la misma altura que la nave de la iglesia, 50 m, y reforzada en varias ocasiones debido a su magnitud.


Una de las dos torres de las campanas, hasta donde se puede subir


 y Exposición Scala Coeli, con ese ascenso hasta las campanas de las torres ( 199 escalones que yo subí y bajé dos veces) y esa panorámica de los tejados de Salamanca, intentando situar todos los lugares conocidos de la ciudad.

Cuesta de Palominos y San Esteban al fondo.

Patio de la Casa de las Conchas

Salamanca a vista de pájaro. En el centro, el Ayuntamiento en nuestra Plaza Mayor,

Una mirada especial



Calle Libreros a la Iqda. y Calle Serranos a la Dcha.

La Catedral Nueva y la Universidad.

Con un tiempo espléndido y una compañía inmejorable. Fue un placer. Y disfrutar todos juntos de estos hermosos lugares, como son la Universidad Pontificia y su Iglesia de la Clerecía, con ese retablo de la capilla mayor, obra de Juan Fernández en 1673. Todo un lujo y una jornada festiva para todos nosotros.
El único inconveniento fué que perdí mi jersey y tuve que volver a subir. Y cuando estaba en lo más alto, junto a las campanas y ya desilusionado por la pérdida, me llaman desde abajo, que el jersey lo había recogido un compañero.
Así que todo en terminó bien.